La leche de burra en la historia

La leche de burra ha despertado mucho interés en los últimos años para diversas aplicaciones. La historia parece mostrar, de hecho, una tradición milenaria de utilizar la leche de burra en diferentes aplicaciones. Se utilizaba en la antigüedad para curar todo tipo de enfermedades, se empleaba como “Fuente de Juventud” para la piel, pero también como alimento adecuado para bebés huérfanos en los siglos XIX-XX, que bebían directamente del pecho del burro.

Pauline, la hermana de Napoleón, tomaba baños de burro. Cleopatra, reina de Egipto, mantenía su gran belleza y la juventud de su piel en baños de leche de burra. Era dueña de una manada de unos 700 burros.

Los romanos ya utilizaban la leche de burra por sus propiedades terapéuticas. Popea, esposa del emperador Nerón, lo utilizaba para mantener su piel radiante y tersa. Mesalina, emperatriz romana, esposa del emperador Claudio I (10 a. C. - 54 d. C.), elaboraba mascarillas de belleza con leche de burra empapada en rebanadas de pan. Cleopatra, reina de Egipto, mantenía su gran belleza y piel juvenil bañándose en leche de burra. Era dueña de una manada de unos 700 burros. Francisco I, rey de Francia, agotado por las guerras y los excesos, siguió el consejo de un médico de Constantinopla y adoptó una cura a base de leche de burra, que, se dice, obraba milagros. Más tarde diría: «Un día, la leche de burra me devolvió la salud. Y debo esta circunstancia más a las burras que a la Facultad». Pauline, la hermana de Napoleón, tomaba baños de burro, lo que provocó un escándalo en una época en la que la leche era muy escasa.
En el siglo XIX, los burros deambulaban por las calles de las grandes ciudades, guiados por comerciantes que anunciaban su paso gritando: "¡Leche de burra, buena leche de burra!". Las mujeres elegantes consumían regularmente esta preciada bebida, pero las familias pobres sólo la compraban para un niño enfermo o un anciano debilitado. Al mismo tiempo se fue desarrollando el uso de leche de burra en las maternidades. El burro se presta fácilmente a mamar de los bebés que se le presentan directamente en su pecho. La leche de burra se comercializó hasta principios de este siglo para alimentar a bebés huérfanos y tratar a niños frágiles, enfermos y ancianos. Siguiendo la tradición de esta utilización de la leche de burra, se han creado granjas de burras en Francia, Italia, Suiza, Alemania... Y el éxito de estas granjas concretas, que comercializan leche de burra, confirma la reputación ancestral del producto y la importancia de sus propiedades vitales.

El secreto de belleza de Cleopatra

La leche de burra es conocida y utilizada desde la antigüedad, tanto por los griegos como por los romanos. Era una bebida de lujo, pero también era prescrita por Hipócrates para todo tipo de dolencias (cicatrización, dolores articulares, etc.). No lejos de reducirse a un uso medicinal o culinario, era el secreto de belleza de Cleopatra. Se sumergía diariamente en baños de leche de burra para preservar la luminosidad de su tez, así como la suavidad y juventud de su piel. ¡Cuenta la leyenda que para llenar una bañera se necesitaba la leche de 300 burras!

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